LAS NÁYADES Y LOS RÍOS -OMF-


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LAS NÁYADES Y LOS RÍOS -OMF-

Los ríos, arroyos y demás cursos fluviales, permanentes o temporales, han constituido un recurso de gran importancia para el bienestar socioeconómico del hombre. Como resultado de esto han sido objeto de muy distintos aprovechamientos desde tiempo inmemorial y probablemente con mayor intensidad que cualquier otro tipo de ecosistema. Este aprovechamiento en ocasiones ha sido desmesurado y desordenado, transformándolos en simples “vías de almacenamiento y/o transporte de agua”, provocando graves daños ecológicos que alteran su riqueza y diversidad biológica.

La presencia de determinadas especies de flora y fauna en los ecosistemas es representativa de la calidad ecológica del hábitat. En los medios fluviales muchas son las especies que con su presencia denotan la buena calidad de las aguas y/o, en general, del buen estado de conservación y naturalidad del ecosistema. Todos los moluscos bivalvos dulceacuícolas, debido a su técnica de alimentación mediante filtración del agua, juegan un papel muy importante en los ríos contribuyendo a su depuración natural y al mantenimiento de la calidad de los ecosistemas. Y en especial las náyades.

QUÉ SON LAS NÁYADES

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Anodonta anatina, río Alberche

Las náyades  (Mollusca: Bivalvia; Unionoidea) son un grupo de moluscos de gran tamaño  muy característicos por su compacta concha bivalva con el interior nacarado, en ocasiones con nivel de mineralización similar a las especies marinas; y por tener ciclos de reproducción dependientes de peces hospedadores. Son múltiples los factores que condicionan su supervivencia exclusivamente a los ríos que mantienen un buen estado de conservación.

Esta capacidad bioindicadora se debe principalmente a:

  1. La limitada capacidad de desplazamiento en las etapas adultas, les hace muy vulnerables a cualquier tipo de agresión física y/o alteración química del medio (deriva ante riadas, grandes fluctuaciones de caudal, contaminación, pisoteo, inundación a más de 3-6 m de profundidad, etc.).
  1. Aunque durante la etapa larvaria su movilidad es mayor dado que pueden nadar en el cauce su capacidad de supervivencia “de forma libre” es muy limitada, precisando de determinados peces que actúan como sus hospedadores; y que además les sirven para contrarrestar el efecto de deriva de la corriente. Esta dependencia en su biología reproductiva hacia un hospedador, condiciona su éxito reproductivo y dinámica poblacional a la presencia de buenas poblaciones de éste. Todo factor negativo que afecte a las poblaciones de peces afectará indirectamente a las poblaciones de náyades, dado que la relación pez-náyade suele ser muy específica.
  1. Su gran longevidad y lentísima tasa metabólica les hace muy vulnerables ante las oscilaciones naturales y artificiales de las condiciones fisico-químicas del agua. Las exigencias de calidad del hábitat son extremas durante su fase juvenil (las pequeñas náyades de <1 mm son extremadamente sensibles a la sedimentación de finos en los intersticios de las gravillas en las que viven y a la concentración de nitratos). El reclutamiento de juveniles en las poblaciones denota que las comunidades de náyades y hospedadores esta bien estructurada, y de esta forma es un indicativo de calidad del ecosistema y su buen estado de naturalidad.

QUÉ ES UN RÍO DE NÁYADES

En estos ecosistemas el curso de agua está acompañado de un bosque de ribera maduro, principalmente alisedas mediterráneas silicícolas del Osmundo-Alnion (91E0*), un hábitat de conservación prioritaria para la UE (Anexo I, Directiva 43/92/CEE); pero también otros como las alamedas, fresnedas o choperas mixtas.

El bosque de ribera, en especial las alisedas por su densidad de árboles altos y ubicación en el borde del cauce ordinario y en las islas, proporciona un intenso sombreado sobre el río que permite que el nivel de oxigenación del agua en estos tramos no caiga en verano por debajo de valores críticos para las náyades y los peces hospedadores (especialmente en el caso de las truchas).  Asimismo el bosque de ribera controla la producción del río a través del efecto de control que realiza sobre el crecimiento de las algas y de la dinámica de los nutrientes necesarios para el desarrollo de la comunidad bentónica del río, gran parte de los cuales son aportados por su hojarasca.

La importancia de dichos bosques en la calidad de las aguas, en la conservación de las aguas trucheras y en general en el mantenimiento de la biodiversidad dulceacuícola, ha llevado a su inclusión como Zonas Especiales de Conservación (Z.E.C.) dentro de la Red de Espacios Naturales Protegidos –Natura2000– de la U.E. En dicha propuesta se incluye una banda periférica de protección de la ribera en ambos márgenes y unos planes de gestión para cada uno de estos valores ambientales (hábitats y especies).

EL FUTURO DE LAS NÁYADES

A pesar de la importancia de estos hábitats protegidos y de la catalogación de algunas especies de estos moluscos su estado de conservación en la actualidad es deficiente, en especial en el caso de las pertenecientes a la familia Margaritiferidae. El mayor problema que afrontan estas especies desde hace décadas, junto con deficiencias en la calidad del agua y la reducción de los bosques de ribera, es la falta de reclutamiento de juveniles en las poblaciones; ya reducidas por las otras causas de declive propio y de sus hospedadores.

De esta manera asegurar que las especies más exigentes, como Margaritifera margaritifera, consigan cerrar su ciclo vital en los cauces que pueden albergar sus poblaciones son los hitos más urgentes para evitar su extinción, y uno de los objetivos principales de O.M.F. Para lo que es necesario tanto realizar actuaciones de mejora y restauración de su biotopo, de sus hábitats en la ribera y el fondo de los cauces, como actuaciones «in situ» y también «ex situ» para favorecer su reproducción y dispersión en los fondos fluviales.

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Medidas complementarias como el control de especies exóticas invasoras, la reducción de los factores locales de presión (mantenimiento de caudal de estiaje, evitar pisoteo y sobrepesca de hospedadores, eliminar los vertidos urbanos, etc.) en coordinación con las diferentes Administraciones son necesarias y completan los objetivos de O.M.F.

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